Miguelito, la Ouija y los fantasmas adivinadores

Recuerdo de la escuela historias de espíritus y fantasmas que transmitían mensajes a través de objetos cotidianos. Por ejemplo habían espíritus que hablaban a través de lápices sostenidos en forma de C: dos personas los sostenían punta a punta en el aire, y se hacía una pregunta. Si los lápices pandeaban hacia afuera la respuesta era si, si pandeaban hacia adentro era no.

Más adelante me topé con otra de esas curiosidades. Una aguja en un hilo, sostenida sobre la palma de la mano. Supuestamente podía predecir cuántos hijos iba a tener una mujer, dependiendo del sentido en el que girara y cuántas veces lo hacía. Y lo curioso es que efectivamente parecía funcionar. En el aire, la aguja se quedaba quieta. Puesta la palma de la mano debajo, empezaba a dar vueltas sola.

Y por supuesto no puede quedarse fuera la ouija. Uno de los instrumentos adivinadores de propulsión humana más viejos conocidos por la sociedad moderna. Esa apareció en el colegio, con una serie de historias de adivinaciones de cosas “que nadie podía saber”, de gente a la que le adivinaba los familiares muertos, y hasta de apariciones de espíritus en la ventana después de unas horas de estar jugando.

Siempre me quedó la duda de cuál era la explicación científica de esas cosas. Porque fijo no podía ser como decía la asociación de padres de familia: que sectas satánicas estaban enseñando tratando de robarse las armas de los chiquitos mediante invocaciones al demonio.

Al final la explicación más convincente que pude encontrar era que el movimiento de la aguja respondía a microimpulsos nerviosos: pequeños reflejos generados por la mente que contraían los músculos para que la aguja se moviera de una cierta forma. Al final nunca supe si alguien logró comprobar esa teoría o no.

Pues hoy, leyendo el Science del 3 de julio, me topé con un artículo acerca de los procesos irónicos de la mente: esos procesos que hacen que mencionemos un tema precisamente cuando nos advirtieron muchas veces de no mencionarlo, o que provocan que nos paremos precisamente junto al rótulo que dice que ahí no hay que pararse. Entre las referencias, viene una a un artículo de Wegner, Ansfield, y Pilloff de 1998. Estudiando los procesos irónicos de la mente, le dieron a varios sujetos un péndulo y les pidieron que lo sostuvieran sobre una pantalla. En la pantalla había una cuadrícula y aparecían flechas. Los sujetos tenían que mantener el péndulo totalmente quieto, y sobre todo, no permitir nunca que se moviera en la dirección marcada por las flechas.

El resultado?

En (A), se le pidió a los sujetos que mantuvieran el péndulo quieto. En (B) se les pidió que no dejaran que se movieran en la dirección de la flecha. (C) fue mantenerlo quieto, mientras contaban de 1000 a 0, de tres en tres. Y (D) fue no dejarlo moverse con la flecha, también contando de 1000 a 0 de tres en tres.

Aunque los sujetos hicieron todo el esfuerzo conciente del mundo por mantener quieto el péndulo, éste se movió. Y cuando se resistieron con toda su voluntad a que el péndulo no siguiera la flecha, la siguió. Lo cual implica que una sugestión hecha a la mente, se puede traducir en microimpulsos musculares aunque la persona no lo quiera.

Lo cual viene a explicar el misterio de los espíritus y fantasmas adivinadores. Las adivinaciones no son más que la mente misma hablando por micromovimientos: la ouija al final dice lo que las personas quieren que diga. Y el proceso irónico explica por que muchas veces lo que dice son adivinaciones incómodas: la gente se sienta a jugar, y piensa precisamente en qué cosas no quiere que los demás sepan. El resulta final es que la mente reproduce lo que no tiene que reproducir. Y a partir de ese momento comienza la espiral: entre más “adivinan” los espíritus, más distraída se vuelve la gente (como si los pusieran a contar de 1000 a 0), y más propensa es la mente a revelar lo que no tiene que revelarse.

Mi recomendación? No jugar este tipo de juegos… a menos que estén dispuestos a revelar algunos secretos. Porque aunque ustedes no quieran, la mente los va a traicionar. Y entre más traten de que no lo haga, con más ganas lo va a hacer. Científicamente comprobado.

4 Comments on "Miguelito, la Ouija y los fantasmas adivinadores"

  1. buenicimo todo quisiera saber + sobre la ouija …… si alguien sabe seria buenicimo mi hotmail es darwing13_3@hotmail.com o el gmail darwing.bolivar@gmail.com grax…..

  2. Me quede impresinado sobre este post pero que rajado esta la parte del blillete..

  3. Wow super interesante el estudio.
    Y es que así somos los seres humanos, te dicen algo y más lo haces…

  4. Que rajado como traiciona la mente me imagino a 2 niños preguntando "miguelito mi amiguito se orina en la cama" y le responde que si xD

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